David Martyn Lloyd-Jones (20 de diciembre de 1899 – 1 de marzo de 1981) fue un médico, pastor protestante y predicador galés que influyó en la época de reformación del movimiento evangélico británico en el siglo xx. Al inicio de su ministerio algunos ministros ordenados de la iglesia Presbiteriana se sentían recelosos por el hecho de que Lloyd-Jones no tenía ninguna preparación teológica formal.

Mientras que los médicos locales tampoco estaban muy contentos porque pensaban que él había ido allí a mostrar su superioridad y arrebatarles a sus pacientes. Pero poco a poco los prejuicios comenzaron a desvanecerse y la iglesia comenzó a crecer. Hombres y mujeres reconocidos por su impiedad eran convertidos por el poder del Espíritu de Dios, mientras Lloyd-Jones se dedicaba a predicar expositivamente la Palabra de Dios, versículo por versículo. Siendo galés de nacimiento, Lloyd-Jones conocía muy bien el carácter emotivo de los galeses, algo que muchos predicadores aprovechaban predicando con un estilo muy emocional para lograr supuestas conversiones que generalmente no duraban mucho tiempo. Pero a diferencia de ellos, Lloyd-Jones no comenzaba con las emociones de sus oyentes, que son fácilmente manipulables, sino con sus cabezas; él sabía que si quería ver verdaderos frutos de conversión la mente debía ser alcanzada primero. Nunca contaba chistes desde el púlpito, ni utilizaba anécdotas personales, sino que basaba sus sermones en exponer exclusivamente lo que enseñaban los textos bíblicos que exponía. Él estaba convencido de que la clase obrera poseía la capacidad de sostener un debate lógico y bíblico. De manera que la membrecía no sólo creció numéricamente, sino también en madurez espiritual y en el número de hombres que posteriormente llegarían a ser pastores. Durante los 11 años que duró su ministerio en Averabon la iglesia experimentó un crecimiento sorprendente, sobre todo entre los años 1930 y 1931.

De igual manera Lloyd-Jones era cada vez más solicitado como predicador, no solo en el Reino Unido, sino también en los EUA y Canadá, y muchos comenzaron a ver en él un modelo de predicación. Atendiendo a una de esas invitaciones, en diciembre de 1935 Lloyd-Jones predicó en el Albert Hall, en Londres, y durante su mensaje enfocó los problemas bíblicos que él veía en muchas de las técnicas que se usaban para el evangelismo en aquellos días: “¿Pueden muchos de los métodos de evangelismo que se introdujeron hace unos cuarenta o cincuenta años realmente justificarse por la Palabra de Dios? Cuando leo sobre la obra de los grandes evangelistas en la Biblia, veo que ellos no estaban primeramente preocupados por los resultados; ellos se ocupaban en proclamar la palabra de verdad. Ellos dejaron el crecimiento (al Señor). Ellos estaban interesados sobre todo en que las personas fuesen puestas cara a cara con la propia verdad”.

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