
John Stott es uno de los predicadores y líderes cristianos de mayor prestigio en nuestros días.
Es pastor y autor de más de 40 libros traducidos a más de sesenta idiomas. Con sabiduría y
autoridad, comparte las enseñanzas bíblicas de una forma profunda pero a la vez práctica y directa. Sus escritos son joyas en cualquier biblioteca, y obligatorios para quien desee acercarse al texto bíblico con una lectura fiel y seria
‘Hostil con la iglesia, amigable con Jesucristo. Estas palabras describen a mucha gente hoy,
especialmente a personas jóvenes. Se oponen a cualquier cosa que les huela a institucionalismo. Detestan el sistema de poder y sus privilegios inamovibles. Y rechazan a la iglesia –no sin cierto justificativo- porque la consideran intolerable, corrompida como está por aquellos males. Sin embargo, el objeto de su rechazo es la iglesia, no Jesucristo mismo. Su actitud crítica y su indiferencia se deben precisamente a que ven una contradicción entre el fundador del cristianismo y la situación actual de la iglesia fundada por él. Pero la persona y enseñanza de Jesús no han perdido su atractivo. Por un lado, el propio Jesús se opuso al poder institucional y algunos de sus dichos tenían una nota revolucionaria. Al parecer sus ideales eran incorruptibles. Respiraba amor y paz dondequiera que fuese. Por otra parte, invariablemente practicaba lo que predicaba. Pero, ¿cuál es la verdad en cuanto a él?.
Dígase lo que se diga acerca de él, el hecho es que fue un ser humano en toda la extensión de la palabra. Nació, creció, trabajó y transpiró, descansó y durmió, comió y bebió, sufrió y murió como todos los hombres. Tuvo un cuerpo realmente humano y emociones verdaderamente humanas. Pero, ¿podemos creer que también fue en algún sentido «Dios? ¿No es la deidad de Jesús más bien una pintoresca superstición cristiana? ¿Hay evidencia alguna que apoye la sorprendente afirmación de que el carpintero de Nazaret fue el Hijo unigénito de Dios? Esta pregunta es fundamental. No podemos eludirla. Tenemos que ser honestos. Si Jesús no fue Dios en forma humana, entonces el cristianismo está terminado.
¿Es el cristianismo básico la mera aceptación de que Jesús es el Hijo de Dios?. No. Una vez que estemos persuadidos de la deidad de Jesús, tenemos que examinar la naturaleza de su obra. ¿Para qué vino a este mundo? La respuesta bíblica es que ‘vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido! Jesús de Nazaret es el Salvador enviado del cielo, el Salvador que nosotros necesitamos. Necesitamos ser perdonados y restaurados a la comunión con Dios –el Dios santo- de quien nos han separado nuestros pecados. Necesitamos ser librados del egoísmo y recibir la fortaleza para vivir según nuestros ideales. Necesitamos aprender a amarnos los unos a los otros, tanto a los amigos como a los enemigos. Este es el significado de la ‘salvación. Esto es lo que Cristo vino a conquistar para nosotros mediante su muerte
y resurrección. Entonces, ¿es el cristianismo básico la creencia de que Jesús es el Hijo de Dios que vino para ser el Salvador del mundo? No. Ni siquiera es eso. No basta admitir su deidad, reconocer la necesidad que el ser humano tiene de salvación y creer en la obra salvadora de Cristo. El cristianismo no es sólo un credo: supone acción. Nuestra creencia intelectual puede ser intachable, pero tenemos que traducir nuestras creencias en hechos.
¿Qué debemos hacer entonces? Tenemos que comprometernos con Jesucristo, y comprometernos de todo corazón, con todo lo que somos y tenemos, sin reservas, personalmente. Tenemos que humillarnos delante de él. Tenemos que confiar en él como nuestro Salvador y someternos a él como nuestro Señor, y luego tomar nuestro puesto como miembros fieles de la iglesia y ciudadanos responsables en la sociedad. Esto es el cristianismo básico, y es el tema de este libro. Pero antes de examinar la evidencia de la deidad de Jesucristo, es necesario un capítulo sobre el acercamiento correcto. La convicción cristiana es que podemos encontrar a Dios en Jesucristo. Examinar esta certeza nos ayudará a darnos cuenta de que Dios mismo nos está buscando y nosotros debemos buscar a Dios.
Exploremos en quién y por qué creemos. Guiados por la ágil exposición de la fe cristiana que hace el conocido expositor bíblico John Stott, descubramos si es verdad lo que cuenta la Biblia sobre Jesús. Permitamos que el evangelio responda a nuestras inquietudes, despierte y profundice nuestra fe.
Contenido
Prefacio a la edición castellana
Prefacio del autor Cómo encarar el problema
Primera parte: La persona de Cristo Las pretensiones de Cristo El carácter de Cristo La resurrección de Cristo
Segunda parte:
La necesidad del ser humano La realidad y la naturaleza del pecado Las consecuencias del pecado
Tercera parte: La obra de Cristo La muerte de Cristo La salvación provista por Cristo
Cuarta parte:
La respuesta del ser humano El costo La decisión Ser cristiano
Notas
*Editorial Andamio 2007. 228 pp. Rústica
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