Hubo un tiempo en que el término demonología solo se escuchaba en reuniones misioneras y seminarios teológicos. Pero desde la última parte del siglo XX, Satanás y lo oculto se han convertido en cuestiones de interés casi general. Este interés ha despertado nuevos peligros. Mientras que antes la influencia de Satanás se rechazaba comúnmente, ahora su poder se exagera a menudo, y los fenómenos demoníacos —reales o supuestos— se interpretan sin tener en cuenta el testimonio de Cristo de que el diablo «es un engañador».

Es, pues, la convicción del autor que es preciso algo mucho más importante que el mero comentario acerca de lo demoníaco en el panorama contemporáneo. La necesidad básica es una afirmación de principios escriturarios claros y fundamentalmente aquellos que demuestran la verdadera posición de impotencia de Satanás ante Dios y el Señor Jesucristo. El cristiano vence a Satanás conociendo y creyendo la Verdad.

Este estudio bien documentado y escrito con claridad por Frederick S. Leahy, pastor y también profesor de teología sistemática y ética cristiana en la Iglesia Reformada Presbiteriana de Irlanda, se originó por necesidades prácticas surgidas en la experiencia de los misioneros de su denominación en la obra en el extranjero. Haciendo mucho hincapié en la Escritura y en el Espíritu Santo y su obra, ofrece una auténtica guía a los cristianos así como advertencias contra un enfoque de esta cuestión desde la perspectiva de la teología liberal o de un subjetivismo malsano que incurre en lo sensacionalista.

El material presentado en este libro se reunió en gran medida como respuesta a una necesidad práctica en el campo misionero extranjero. En colaboración con el Comité de la Misión en el Extranjero de la Iglesia Reformada Presbiteriana de Irlanda, acordé llevar a cabo un estudio específico de la cuestión de la demonología con visos de guiar a los misioneros que son confrontados a menudo por el fenómeno de la posesión demoníaca. Sin lugar a dudas, sucede que en la actualidad hay testimonios del mismo fenómeno siniestro en muchos lugares del mundo.

En los colegios bíblicos, la demonología solo se debate de una manera muy general. Sencillamente no hay tiempo para estudiar la cuestión a fondo. Como consecuencia de ello, hay mucha vaguedad —y en ocasión errores— desde el púlpito protestante al mencionar a Satanás y los demonios. No se ha escrito nada de valor sobre la cuestión desde una perspectiva reformada desde que John L. Nevius, un misionero presbiteriano destacado en China, escribiera su Demon Possession and Allied Themes (La posesión demoníaca y cuestiones afines) en 1894. Ha habido un goteo constante de literatura dispensacionalista al respecto, y en los últimos años se ha publicado una serie de libros de escritores evangélicos. En su mayor parte son superficiales en el tratamiento de la cuestión. Algunos de ellos contienen aseveraciones infundadas y disparatadas, y unos pocos son de lectura realmente peligrosa para los incautos. Los editores han intuido un mercado para semejantes libros, y en unos tiempos en que tanto oímos hablar de percepción extrasensorial, tablas ouija, brujas, exorcismos y cosas semejantes, se ha dado una tendencia a generar libros acerca de lo oculto, los espíritus y la posesión demoníaca que prestan escasa atención a la evidencia bíblica, caen en el sen-sacionalismo y a menudo llegan a conclusiones sin base alguna.

Existe la clamorosa necesidad de un examen de todo este asunto a la luz de la Sola Escritura, teniendo en mente que las Escrituras son nuestra única regla de fe y práctica. Nos concierne confesar lo que nos ha sido revelado en la Escritura y no lo que es en parte el resultado de la deducción lógica y en parte de nuestra opinión subjetiva. Se deben estudiar todos los informes y detalles relacionados con la actividad satánica y la posesión demoníaca, pero se deben interpretar a la luz de la Escritura y no utilizar como base para unas conclusiones o influir en la interpretación de la Escritura.

Las conclusiones basadas en una serie de «casos» y reforzadas por textos bíblicos específicos se derivan de un método utilizado demasiado a menudo en recientes libros populares sobre demonología y cuestiones afines y deben rechazarse. Algunos evangélicos que han escrito acerca de la demonología no se han detenido a examinar su método y han perdido de vista el hecho de que «el Juez Supremo, por quien deben decidirse todas las controversias religiosas, y todos los decretos de concilios, opiniones de antiguos autores, y doctrinas de hombres y espíritus individuales deben ser examinados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es otro que el Espíritu Santo, que habla en la Escritura» (Confesión de fe de Westminster, I, 10). En consecuencia han sido engañados por las afirmaciones de la parapsicología en sus muchas manifestaciones, incluyendo la psicometría, la clarividencia y la precognición. Es así como hemos asistido al debate de la profecía bíblica en términos de precognición («segunda visión»). Se alega que Jeremías dictó parte de la profecía (el capítulo 36) que había recibido a lo largo de un período de veinte años, y que después de ser destruida la reprodujo por medio de psicometría (la utilización de un objeto a efectos de adivinación o recuerdo). Y el Día del Juicio se ha descrito en términos de retrocognición (la capacidad para viajar hacia atrás en el tiempo). ¡Todo esto y mucho más ha provenido de las plumas de escritores evangélicos, resultando en un deprimente y peligroso potpurrí de Escritura, parapsicología e investigaciones psíquicas». Esto no es «[usar] bien de la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). «La regla infalible de interpretación de la Escritura es la propia Escritura» (Confesión de Fe,
I, 9), ¡no la Escritura leída a través de los ojos de Freud, Adler y Jung!

El Dr. Nevius tiene dos valiosos capítulos que tratan la evidencia bíblica, dedicando el resto del libro al examen y refu-tación de otras teorías o explicaciones del fenómeno de la posesión demoníaca, tales como las teorías patológicas y psicológicas, y a la consideración de un vasto número de testimonios de misioneros en China, India, Japón y otras áreas. Si bien lo último es interesante y necesario, solo sirve para recalcar la necesidad de un estudio en profundidad de esta cuestión en el marco de la Santa Escritura.

Si bien debemos intentar evaluar el actual avivamiento del interés en el fenómeno de lo oculto y demoníaco, necesitamos recordar que los principales esfuerzos de Satanás se dan en el terreno de la creencia y la moral. Ese es el principal campo de batalla. Y el dominio del adversario sobre los no regenerados en ningún modo depende del demonismo y el ocultismo, tal como se entienden estos términos popularmente.

Indice
Introducción

  1. Ángeles: buenos y malos
  2. La posición actual de Satanás
  3. La estrategia del enemigo
  4. Nuestro adversario el diablo
  5. El testimonio de la actividad demoníaca en el Antiguo Testamento
  6. El testimonio de la actividad demoníaca en el Nuevo Testamento
  7. Cristo y los demonios
  8. La actividad demoníaca desde los tiempos del Nuevo Testamento
  9. La posesión demoníaca y la autoridad de la Escritura
  10. Cristianismo y ocultismo
  11. El desafío de los demonios a la Iglesia de Cristo
    Epílogo
    Apéndices

*176 pp. Rústica .´2002

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