
Padre muy misericordioso, quien con justicia sentenciaste a la mujer, quien fue la primera en cometer una transgresión, a grandes y múltiples dolores, y particularmente dolores al traer hijos al mundo; no obstante la preservaste y diste alivio, para la propagación de la humanidad. Sé misericordioso de ésta tu sierva, permanece cerca de ella con tu pronto auxilio en el tiempo de tribulación cuando te necesita y, aunque con dolores, dale fuerzas para dar a luz. Habiéndolo hecho, que ya no recuerde su angustia, por el gozo de ver que un hijo ha nacido en el mundo. Bendícela en el fruto de su cuerpo y, habiendo pasado su trance y estando ya a salvo, que ella te dé sus vehementes gracias y se consagre a servirte ahora y el resto de su vida, en nombre de Jesucristo nuestro Salvador. Amén. —Richard Baxter.
Richard Baxter (1615 – 1691) fue un célebre teólogo puritano no conformista, poeta y escritor de himnos.
Debe estar conectado para enviar un comentario.